José Mourinho no aguanta las burlas. El portugués lleva tiempo transmitiendo ese mensaje al vestuario. Los jugadores lo entendieron desde el primer momento y, contra el Murcia, le correspondieron. Otros años no pasó la mismo, pasó todo lo contrario. Al Madrid le entraba la risa con una Copa. Este miércoles se puso serio y no consintió ni una broma en el Santiago Bernabéu. Demasiado cachondeo hubo en los últimos tiempos.
El Madrid no se lo tomó a broma y eso lo sintió el Bernabéu desde el principio. También el Murcia, que tuvo que pedir permiso para acercarse por donde pisa Casillas. El Real Madrid fue más educado que nunca. Respetó al Murcia y le ganó cumpliendo el guión establecido. Hay muchos datos que lo verifican. El Madrid no se tomó en serio el partido, se lo tomó muy en serio. Arbeloa acabó expulsado, Paradas Romero perdió la cuenta de las amarillas mostradas a los locales y hasta Mourinho acabó en la grada después de protestar. El mensaje fue firme y evidente.
Mourinho españolizó el equipo para acercarse a la Copa. Aunque no fue titular Xabi, lo fue Diarra al lado de Granero, los blancos respondieron a su entrenador con sentimiento. Todos menos Canales, que pasó desapercibido en la primera mitad y se quedó en la caseta en el descanso. El cántabro fue señalado por Mou en rueda de prensa, como lo fueron no hace demasiado Benzema y Pedro León. Ahora, el francés y el murciano son dos futbolistas diferentes. El médico portugués ya ha preparado el método para recuperar a Canales.
El Real Madrid le dijo al Murcia desde el primer suspiro que detesta las burlas. Fue un equipo enchufado, conectado al partido, que se adelantó a los 4 minutos por medio de Granero. Pedro León apareció por una derecha que fue su coto privado y cedió a la frontal, por donde surgió Granero para dibujar el 1-0. Lo hizo con un pincel, con el interior, con rosquita. El único parecido de este Madrid con el de Alcorcón o otras fechorías pasadas estaba en la camiseta. Jugaba de blanco y llevaba un escudo que, esta vez, se respetó por encima de todas las cosas.
No descansó el Madrid, tampoco lo hizo Benzema, que habló el idioma del fútbol en el campo mejor que el castellano. Paradas Romero acaparó también su protagonismo. Mandó a Mourinho a la grada y dio validez a un tanto de Higuaín que nunca tuvo que subir al marcador. Cerca del intermedio, el argentino remató en el segundo palo con la alianza de Ramos. El sevillano, en un escandaloso fuera de juego, saltó delante de Dani Hernández para confundirle. No tocó el balón. No lo necesitó. Intervino en la jugada, despistó al Murcia y también al árbitro y su asistente, que estarían pensando en otras cosas.
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